Platos típicos

Absolute Bagels, para muchos el lugar definitivo donde probar los típicos bagels y no salir arruinado

La variedad del mundo gastronómico neoyorquino es inmensa, con muestras de todo el mundo. Pero pese a tanta variedad internacional, hay ciertas especialidades típicamente neoyorquinas que nadie debería dejar de probar en una visita a la ciudad:

El perrito caliente. El célebre hot dog está presente en todas partes en Nueva York. Los vendedores y sus carritos inundan las calles, plazas y parques de todos los barrios, y por un par de dólares podrás vivir la clásica experiencia neoyorquina: pedir un perrito con ketchup o mostaza (o ambos), envolverlo en una servilleta y caminar por las atestadas calles intentando que las sabrosas salsas no se escurran por los lados. Si eres más de comer sentado, puedes probar a acompañar el perrito con un batido de frutas en uno de los muchos Papaya King que hay en la ciudad, conocidos por sus baratos menús. Una visita obligada para los fans de los hot dogs es Nathan’s, un restaurante de Coney Island especializado en perritos y que convoca cada año un famoso concurso para comilones de perritos.

El bagel. Un bagel es un bollito de origen judío, y es otro de los pilares gastronómicos de Nueva York. Tiene forma de donut, exterior crujiente e interior dulce y chicloso. Podrás encontrar bagels en cualquier sitio, pero para probar los auténticos tendrás que apartarte de las rutas más turísticas y adentrarte en Brooklyn. Hay varios locales con larga tradición, cada uno con sus seguidores acérrimos: H&H Bagels en la calle 80 con Broadway, Ess-a-Bagel en la calle 21 con la Primera Avenida o la mejor para muchos, Absolute Bagels en Broadway con la calle 107. La mejor hora para comer un bagel es temprano, cuando están recién salidos del horno y su sabor te hace gritar “Tam-ganeyd!” (“delicioso” en yiddish).

– El deli sandwich. El deli sandwich es un tipo de bocadillo que también tiene origen judío, elaborado con pan de centeno y generosamente relleno de carne en salmuera (pastrami o corned beef). Esta deliciosa bomba de calorías debe comerse caliente y con tranquilidad (¡puede llegar a pesar medio kilo!), y el local más emblemático es Katz’s Deli, en la calle Houston con Ludlow.

– La pizza de Nueva York. Una costumbre típica de las pizzerías de la ciudad es vender trozos de pizza a un dólar. El estilo de pizza más solicitado el local: una pizza delgada, a veces crujiente y a veces chiclosa, inundada de queso y con un acabado grasiento y sabroso. Si quieres un trozo de pizza de queso, pide simplemente “a slice”. Y si quieres pasar por un verdadero neoyorquino (de esos que creen que comer perritos por la calle es para turistas), agénciate un trozo de pizza pepperoni, adopta una expresión resuelta y camina por la calle como si tuvieras muchísima prisa: “a real New Yorker”.

– La tarta de queso. Las tartas de queso neoyorquinas llevan mucha crema, mucho queso, mucho huevo… desde luego, no son aptas para los melindrosos. Las originales y más famosas están en Junior’s, un establecimiento situado al lado del puente de Manhattan, nada más llegar a Brooklyn.

– La crema de huevo. Otro clásico de Nueva York salido del barrio de Brooklyn, uno de los lugares con más tradición local en la ciudad. La crema de huevo es una peculiar bebida que no lleva ni crema ni huevo: está compuesta por soda, leche y sirope de chocolate (existe una variante con sirope de vainilla en vez de chocolate). Al ser una bebida que debe ser degustada justo después de mezclar los ingredientes, todos los intentos de embotellarla fueron fracasos: debe tomarse recién hecha. Katz’s Delicatessen, en Houston Street, tiene fama de hacer los mejores de la ciudad.