
Los usos y costumbres norteamericanos son tan diversos como su compleja sociedad y su inmenso territorio. Lo que en ciertos lugares se consideran buenos modales parecerá chocante en otros, y como en todas partes, la hospitalidad depende más de las personas que de las regiones. Sin embargo, conocer una serie de costumbres extendidas hará nuestro viaje más placentero. No existen normas generales en la forma de vestir, excepto en eventos muy determinados y en locales de altas exigencias.
Si se visita a alguien en su hogar, no es obligatorio llevar un pequeño regalo, pero desde luego será bienvenido.
Piénsatelo bien antes de encender un cigarrillo, pues fumar está cada vez menos aceptado. Gran parte de establecimientos lo restringen o prohíben, y hay ciudades como Nueva York o Seattle que prohíben fumar en zonas públicas. Fuma sólo si tienes las seguridad de que está permitido. Es compañía de otros, se recomienda pedir permiso.
Colarse en una fila está extremadamente mal visto.
Si hablas por teléfono en público, hazlo en voz baja, y sólo en lugares en los que no molestes a los demás.
La manera habitual de saludarse, tanto hombres como mujeres, es darse la mano. Sin embargo, en muchas zonas no es raro que una persona que te están presentando o que acabas de conocer te dé un beso en la mejilla o un abrazo. Simplemente observa las costumbres del lugar en el que estés e intenta actuar con naturalidad.
Hablar de religión puede ser algo peliagudo, porque en amplias zonas de Estados Unidos es algo muy presente y tiene un carácter muy conservador. Quizás no sea muy buena idea iniciar una conversación sobre religión con un norteamericano si se tiene ánimo de polémica, a no ser que haya confianza. En cambio, hablar de política no suele causar esos problemas, aunque siempre se debe tener en cuenta a qué tipo de personas nos dirigimos.
Los tópicos sobre los norteamericanos los pintan como gente cerrada, ultra-patriota y con aires de superioridad. Fiarse de los tópicos no es una buena actitud a la hora de viajar, pero sí hay un poso de verdad en esa presunta desconexión de los americanos con el resto del mundo. Muy poca gente en los Estados Unidos (no hay fuentes oficiales, pero se calcula que el 20%) tiene pasaporte, con lo que muy poca gente viaja al extranjero. En parte por falta de tradición viajera, en parte porque la mayor parte de viajes se hacen sin salir de los Estados Unidos, en parte por el escaso tiempo de vacaciones (la media es de dos semanas, y no es raro que una persona tenga tan sólo una semana de vacaciones al año)… y en parte porque los atentados del 11-S supusieron un ensimismamiento de toda la nación del que aún hoy se notan las consecuencias. Así que el escaso contacto que pueda tener el americano medio con extranjeros es con inmigrantes o turistas. Por ello, el nivel de relación que se puede entablar con la gente en nuestro viaje a Estados Unidos depende mucho de su nivel de hospitalidad. Esperamos que te encuentres sólo con gente agradable, pero recuerda que tu experiencia (agradable o desagradable) no definirá a toda una nación. Si no tienes suerte en un lugar, tal vez en el próximo puedas llevarte una mejor impresión 🙂