Existen más de 100 rutas, que discurren horizontal, vertical y diagonalmente a lo largo y ancho del país y que suman más de 1000, si se tienen en cuenta carreteras auxiliares, divisiones y los múltiples by-pass.
La más conocida de todas ellas es la Ruta 66, conocida con sobrenombres tan esclarecedores como The Main Street of America (La calle principal de América), The Mother Road (La carretera madre) o The Will Rogers Highway, en memoria del famoso humorista, recorrida cada año por miles de turistas en coche o moto.
Ya funcionaba en 1926, pero fue objeto de continuas mejoras y extensiones hasta su eliminación en 1985. Con un recorrido de 3939 kms. de Chicago a Los Angeles, atravesaba los Estados Unidos diagonalmente, siendo el principal intinerario para los emigrantes que querían establecerse en el oeste y toda suerte de peregrinos y vagabundos durante la depresión de los años 30. Esta ruta fue sosteniendo sólidamente la economía de todas las ciudades que atravesaba. Localidades de los estados de Misuri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo Mexico, Arizona y California tienen una impagable deuda con ella.
La decadencia llega en 1956, cuando el presidente Eisenhower, admirado por las eficaces Autobahnen alemanas, decidió modernizar la red de transportes con la creación de una Red de Autopistas Interestatales que derivó en su descatalogación en 1985.
Sin embargo, la Ruta nunca dejó de ser legendaria, promocionada por la cultura popular y el simbolismo de la vía. Desde Steinbeck a Kerouac, de Chuck Berry a U2, nunca se dejó de celebrar la belleza de los bastos paisajes que atravesaba la vía y la idea de continuo movimiento, metáfora de la propia vida y la libertad individual que simbolizaba poder recorrer todo el país por ella. Como en el Camino de Santiago, abundan anécdotas y leyendas en cada población que contaba con esta carretera a su paso, con el falso mito a la cabeza de que la carretera acababa en el Pacífico. Por este caracter legendario y el inaclculable valor cultural de la ruta, numerosas asociaciones en los años 90 decidieron recuperar muchos de sus tramos como patrimonio, y hoy en día, estos tramos son transitados por mitómanos, turistas y peregrinos que quieren saborear la esencia de la auténtica América, todavía vigente sobre el asfalto de la legendaria carretera.
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