Viajes de carreteras míticas de Estados Unidos

Si les gusta la carretera, en estados unidos hay un filón. Un país tan enorme está lleno de rutas maravillosas, kilómetros y kilómetros (o millas, como prefieren ellos) de carreteras de todo tipo: desde autopistas con millones de desplazamientos al día hasta carreteras secundarias con encanto.

Los viajes de carretera pueden ser justo lo que ustedes andan buscando, para descubrir el auténtico Estados Unidos… o para encontrase a usted mismo. Recuerden que podemos conseguirles tratos con las mejores empresas de alquiler de coche, gente de confianza, empresas que nosotros mismos hemos usado y disfrutado.

Hay que llenar el depósito, abrocharse el cinturón, escoger la banda sonora adecuada y disponerse a disfrutar del paisaje y de la experiencia durante miles de kilómetros. El viaje por carretera es probablemente la mejor forma de recorrer y conocer los Estados Unidos.

Estos son los ejemplos más demandados por los viajeros que van al país:

La ruta 66 está plagada de gasolineras retro.

Ruta 66. 

Evidentemente la más popular y conocida. Es la calle principal de los Estados Unidos, homenajeada en canciones, películas y libros. Recomendamos para escuchar durante el viaje (Get Your Kicks on) Route 66, en todas sus miles de versiones, de Nat King Cole a los Rollings Stones.

3.200 km. de Chicago a Los Ángeles, cruzando el Medio Oeste por praderas y desiertos, recorriendo la parte más genuina del país, el corazón de su cultura con reliquias del pasado tales como moteles, gasolineras, cafeterías y restaurantes con suculentos platos de cada zona, todas ellas que parecen salidas de una máquina del tiempo.

La Route 66  fue construida en 1926, y en esa época era una especie de camino a la tierra prometida, California. John Steinbeck en su novela Las uvas de la ira la llamó la carretera madre. Hoy ya poco queda de esos tiempos románticos, pero aún se pueden descubrir tesoros a lo largo de toda la ruta, pueblos fantasma ocultos en el desierto.

Más información sobre la Ruta 66.

Carretera 163.

Por Arizona pasa una ruta que sabrán apreciar los amantes del cine, y en particular de western, donde se rodaron los mejores ejemplos del arte cinematográfico. 

Seguro que si pasan por la 163 le resultarán conocidos paisajes tan emblemáticos como el Monument Valley, donde si le echamos un poco de imaginación -característica de la que no carecen los viajeros- casi podemos ver a lo lejos a John Wayne cabalgando al atardecer.

Entre Utah y Arizona, está la 163, teñida casi todo el camino de rojo marciano. Tierra de navajos, existen además de la ruta principal, pequeñas paradas obligatorias como puede ser el  Navajo Tribal Park o un recomendable camino circular de 27 kilómetros sin asfaltar para ver irreales vistas del valle. Un fotógrafo sacaría petróleo de estos parajes de otro planeta.

Hay zonas en las que no se permite pasar a coches particulares, así que deberán dejar su Cadillac Eldorado aparcado y visitar ciertos lugares en los coches asignados por las autoridades. O mejor aún… es aconsejable para cualquier viajero que se precie apuntarse a un inolvidable paseo a caballo

Carretera 61

Antigua estación ‘art déco’ de la compañía de autobuses Greyhound en Clarksdale (Misisipi), en la Ruta 61.

No es tan famosa como la 66, pero la Carretera 61 o  Great River Road es igual de atractiva, sobre todo para los amantes de la buena música. Inaugurada en 1930 empieza con el Misisipi, sigue su curso sinuoso y culmina en Nueva Orleans.

Tengamos en cuenta que el río y la ruta marcan la frontera entre el este y el oeste del país.

La Carretera 61 pasa por diez estados y cubre nada menos que unos 3.701 kilómetros.

De Minneapolis a la sureña St. Louis, y de ahí hasta Memphis, el lugar de nacimiento del Rock and Roll, pasando por el Delta del Misisipi, donde nació el blues, hasta llegar a Nueva Orleans, cuna del jazz. Un desvío a Nashville, la capital internacional del country, y ya tenemos cubiertos los estilos musicales más genuinamente americanos.

Como ven ustedes, un amante de la música podrá apreciar el viaje por estas tierras, donde la música sigue más viva que nunca.

Por el camino es imperativo visitar Spring Green (Winconsin) donde el arquitecto Frank Lloyd Wright realizó sus primeros proyectos, la rural Hanibal (Missouri), tierra de la infancia de Mark Twain, o la maravillosa estación de buses estilo ‘art déco’ en Greyhound.

Pacific Coast Highway.

Si andan ustedes sólo por la Costa Oeste y deciden no alejarse demasiado del Océano Pacífico, hay una excelente opción que seguro que les gustará. Es la PCH (Pacific Coast Highway o Highway 1) que recorre la costa Oeste de norte a sur, desde la frontera con México hasta el punto más al norte del estado de Washington. Estamos hablando de las costas de California, Oregón y Washington, tres de los estados con las playas más espectaculares del país.

No es una carrera. Empezar en San Diego e ir poco a poco, parando en cada ciudad o pueblo. Lo decimos porque es inevitable probar los vinos más suculentos del país y si hace falta darse un chapuzón en las miles de playas y calas que pueblan la costa oeste de los Estados Unidos.

Ni que decir hay que beber y conducir no son compatibles, así que después de probar el néctar de las mejores uvas californianas, hay que hacer un buen descanso o bien dejar que conduzca su acompañante. Hacer turnos es una buena idea, pero pro favor, no pongan en peligro un viaje mágico como este.

El viajero podrá hacer surf, descubrir playas secretas (por no decir vírgenes) y contemplar la grandeza de las sequoyas. Nosotros no nos perderíamos tampoco visitar las ciudades más importantes: Seattle, Portland, San Francisco o  Los Ángeles.

No sabemos si en los Blue Ridge es mejor el paisaje o la comida.

Ruta por Blue Ridge.

Aunque si prefiere huir de las ciudades hay muchas, pero muchas otras rutas naturales para descubrir.

Recomendamos esta de 766 kilómetros que traviesa los montes Apalaches meridionales y une dos extraordinarios parques nacionales: el de Shenandoah, en Virginia, y el de las Great Smoky Mountains, en Carolina del Norte.

Senderismo, montañas nebulosas y bluegrass como música de fondo en su coche. Recomendamos ir en primavera para ver las flores silvestres que lo cubren todo y en otoño, cuando los árboles tiñen el lugar de infinitos tonos ocres.

Esos sí, tengan absoluto cuidado cuando conduzcan. Hay zonas muy empinadas y sólo unas barandillas protectoras los separarán de caer desde enormes alturas. Pero una cosa está clara. Merece la pena ver estos paisajes únicos y desde luego probar la gastronomía local, igual de sublime.

Las pequeñas localidades son indispensables para estirar un poco las piernas y bajarse del coche de vez en cuando para dar inigualables paseos, que van desde senderos tranquilos a otros para los más aventureros. Para estos últimos recomendamos los tramos por el mítico Appalachian Trail.

Highway 2

Y para los que quieran quemar kilómetros, hay también opciones. La mejor, viajar de costa a costa por la Carretera 2, que enlaza los dos océanos (Atlántico y Pacífico).

Empieza en el estado de Washington y acaba en Maine, y son nada menos que 4.150 kilómetros a través de los estados del norte del país (y también  algunas zonas de la vecina Canadá).

Como comprenderán, no es apta para los que no les guste viajar en coche. Para los demás, sólo hay que ponerse a conducir por un asfalto infinito y de vez en cuando cambiar el reloj, ya que los usos horarios van cambiando varias veces.

La Highway 2 no es apta tampoco para urbanitas. Abundan los espacios abiertos, sobre todo praderas infinitas, y llanuras que nunca parecen acabarse. También se atraviesan por esta magnífica ruta los Grandes Lagos, se serpentea un poco por imponentes montañas y se entra de vez en cuando en los enigmáticos bosques de Nueva Inglaterra.

El coche recorrería una de las zonas más aisladas (y hermosas) de los Estados Unidos: el nunca suficientemente recomendado estado de Nebraska, con sus Grandes Llanuras de las que ninguna guía de viaje parece acordarse. Nosotros si.

Las carreteras más perfectas para el viajero

Así que si es usted de los que les gusta viajar en coche (también hay otras opciones, como el tren o el bus, pero lógicamente le quitarán algo tan americano como la libertad de movimientos, aunque ganará en otras comodidades), no se lo piense: consulte con calma nuestra guía de viajes… Las posibilidades son infinitas. Las pueden incluso mezclar, invertir o hacer a trozos.

Visite la zona de alquiler de coches y elija modelo: desde un descapotable si el sol brilla en el cielo, hasta una autocaravana si lo que quiere es no salir demasiado del vehículo.

Tenga en cuenta que en todas las zonas de las que hemos hablado existen alojamientos de calidad para viajeros como usted. Es necesario un buen descanso para ponerse a quemar millas por el país con las carreteras más emblemáticas del mundo.

Sepa también que la gasolina en los Estados Unidos es bastante barata, así que cuente con que al menos no tendrá que preocuparse tanto por un gasto si va a hacer miles de kilómetros. Sólo recuerde ponerse el cinturón y… ¡a disfrutar!

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