El primer metro de Nueva York fue construido por la Interborough Rapid Transit Company (IRT) y abrió sus puertas el 27 de octubre de 1904. Estaba muy cerca del Puente de Brooklyn y el ayuntamiento, en el corazón mismo de la Gran Manzana.
La estación de City Hall fue construida con detalles arquitectónicos a todo lujo: azulejos de vidrio, grandes lámparas de araña, techos abovedados, claraboyas…
Debido a su plataforma curva, los trenes con puertas centrales no podían ser utilizados en la City Hall Station y cuando los vagones se hicieron más grandes y se modernizó la línea, esta estación quedó obsoleta y fue abandonada.
Sin embargo el tránsito por esta espectacular estación acaba de ser reabierto y sus luces se encendieron de nuevo. Aunque no se puede salir del tren en la primera estación de metro de Nueva York, si se puede permanecer en los vagones dando vueltas en torno a las pistas y disfrutar de un verdadero viaje en el tiempo.
También se puede acudir a pie: El Museo de Tránsito de Nueva York (institución con sede en Brooklyn) organiza visitas periódicas a esta estación abandonada.