Cada año, normalmente durante los últimos días de verano y los primeros de otoño (mediados de septiembre y mediados de octubre), tiene lugar la vendimia en la soleada California, donde se cultivan algunas de las mejores uvas del mundo para realizar exquisitos vinos californianos, una joya de la gastronomía estadounidense.
Muchas bodegas realizan ceremonias, de forma privada o pública, para rendir homenaje al trabajo duro necesario para la obtención de los caldos. En algunos casos, el visitante es incluso invitado a la labor de pisar las uvas y colocar el líquido resultante en los barriles, con la condición de, evidentemente, lavarse bien los pies. Pocas sensaciones son tan relajantes como exprimir las uvas con los pies.
Después del duro trabajo, es imperativa una celebración, y ahí aparecen las degustaciones de vino, comida y música en vivo.
Ejemplos: El proveedor de vino espumoso Schramsberg organiza un campamento de cosecha durante todo un fin de semana, donde los invitados pueden participar en las labores de la cosecha y disfrutar de sus frutos. Grgich Hills Estate y Schweiger Vineyards realizan el prensado de uvas con los pies, que se convierten en verdaderas fiestas llenas de alegría y diversión. Las bodegas de V. Sattui organizana principios de otoño bailes y conciertos, donde se consume verdadero vino californiano.
Las dos regiones vitícolas más famosas son Napa y Sonoma, a solo una hora en coche al norte de San Francisco. No sólo es una joya turística por sus vinos (de hecho ahí están las principales rutas del vino), sino que en la zona están los mejores Spas de California, increíbles restaurantes de moda y unos paisajes de una belleza espectacular: El Valle de Napa y sus colinas ondulantes, el tranquilo e íntimo Condado de Sonoma, el sendero Silverado, el río Russian, los pueblos más pintorescos de la costa oeste, elegantes hoteles, los más encantadores Bed & Breakfast… y por supuesto vino.
Tanto Napa como Sonoma ostentan medallas de oro y los más prestigiosos galardones internacionales.
La California del Vino no solo es visitable en otoño. En primavera la parra verde y brillante llena todo de colores y olores agradables, en verano es color mostaza, cálido y muy festivo, en invierno la zona es puro silencio y un agradable clima fresco, ideal para parejas de enamorados o solitarios que quieran reflexionar en tranquilidad ( por ejemplo en los muchos hoteles con estrellas Michelin de la región).
Aunque desde luego lo ideal es verlo todo ahora en otoño, para observar en primera fila la preparación tradicional californiana: pisar las uvas entre risas las grandes cubas metálicas, después un prensado y filtrado para dejarlas envejecer en toneles de roble californiano… El roble es la mejor madera para almacenar el vino: aporta tanino, lignina y otros elementos cuya degradación origina componentes orgánicos y un exquisito vino de prestigio internacional.