La capital de los Estados Unidos, Washington D.C. acaba de ratificar la ‘Iniciativa 71’, que contempla la legalización del consumo de marihuana después de que fuese aprobada el pasado mes de noviembre por una amplia mayoría (con el 69,4 % de los votos).
La ‘Iniciativa 71’ permite a los mayores de 21 años poseer poco más de 50 gramos de marihuana y cultivar hasta seis plantas en casa, aunque se prohibe la venta y la imposición de impuestos, por lo tanto, deberá ser plantada y consumida en los domicilios particulares. Ni restaurantes ni negocios podrán permitir a los clientes consumir cannabbis. Tampoco en las calles de la capital estará permitido su consumo.
En muchos estados esta droga ya es legal. Muchos solo para uso terapéutico (Hawaii, Montana, Michigan, Arizona…), pero cada vez más para uso recreacional (Colorado, el estado de Washington, o ahora la capital de la nación). En otros como California, la línea entre recreacional y medicinal es difusa. En total 22 estados que todo indica acabarán contagiando al resto: Florida está a punto de votar una iniciativa similar.
La marihuana «no es más peligrosa que el alcohol o el tabaco«, dijo recientemente el mismísimo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante una entrevista a una revista neoyorquina. Estas palabras de Obama, quien fumó marihuana en su juventud, parecieron dar licencia al consumo de una planta que está prohibida en el país desde 1937.
Cada vez son más los partidarios de la legalización, ya sea por motivos personales o por motivos económicos. La lucha antidrogas le cuesta $25,600 millones al año con unos resultados bastante cuestionables, mientras que a nivel nacional, solo las ventas de marihuana medicinal superaron los 150 mil millones de dólares en 2013, que suponen unos buenos ingresos en impuestos para el estado.
Por supuesto, también hay detractores que consideran esta droga un veneno que perjudica la salud, alienta el uso de drogas más fuertes y contribuye al crimen además de generar otros problemas.
Lo cierto es que los beneficios a nivel turístico son evidentes: desde la legalización, Colorado o Washington han triplicado el número de visitantes de todo el mundo.